Este es un tema clave para los especialistas de Premex y el acompañamiento que le hacen a nuestros clientes, siendo algo que a su vez se va perfeccionando año tras año no solamente gracias a las mejoras en la línea genética y en las prácticas que llevamos a cabo en el día a día de las granjas, sino también a una adecuada implementación de los programas de manejo de las cerdas de reemplazo.
Uno de los aspectos más importantes es disponer del suficiente número de hembras elegibles, y más que eso, que puedan ser servidas cuando las necesita la granja. Además, que se beneficien de las condiciones correctas, teniendo siempre en cuenta algún grado de reserva para poder cubrir la cuota de monta de los reemplazos.
Por otra parte, este asunto hay que abordarlo como tal desde su llegada al mundo. Por ejemplo, uno de los parámetros más importantes (y a su vez más descuidados) es lo que pasa al momento del nacimiento de dichas hembras. Hoy en día hay numerosos estudios que demuestran que los bajos pesos al nacer están altamente correlacionados con un desarrollo pobre del tracto reproductivo de las madres.
Entonces, si tenemos todo esto claro, vamos a garantizar que desde el nacimiento se hará una mejor selección de las futuras hembras de reemplazo, lo que nos permitirá avanzar todavía más en esa productividad. Así, frente al nacimiento, podemos afirmar que muchas casas genéticas y estudios coinciden en que una hembra de reemplazo debería estar por encima de los mil gramos al nacer.
Sin embargo, con hembras que nazcan en estas camadas por debajo de los mil gramos, es probable que puedan seguir la línea de producción y terminar como gordos, pero haciendo una identificación clara para que dichas hembras vayan a los siguientes procesos como futuras reproductoras. Entonces ese sería un primer filtro, específicamente hablando del nacimiento.
Un proceso que requiere gran acompañamiento
Luego de lo anterior, al llegar el destete, nos podríamos orientar por una selección buscando los puntos medios con respecto a pesajes. Es decir, no vamos a pasar al siguiente proceso a una cerda de muy bajo peso o muy pesada frente a la edad de su destete, puesto que en ambos puntos también podemos empezar a tener reproducción pobre cuando la hembra esté adulta.
De esta forma, tanto al nacimiento como al destete, hay que hacer mucho énfasis en que las hembras estén dentro de los rangos de peso ideales. No obstante, las causas de bajo nacimiento que van a afectar el desempeño en las hembras de reemplazo son unas y las de peso elevado al nacimiento son otras.
Incluso podemos decir que ahí contamos con varias cosas a evaluar. Por un lado, la heredabilidad de las características de la hembra, pues muchas de ellas están asociadas al peso, por ejemplo. Entonces, al haber hembras por debajo de 1 o 1,2, son hembras que van a tener un pobre desempeño reproductivo. Pero, cuando la cerda está muy pesada, va a ser considerada como un gordo y no va a gozar de una buena duración en la granja. Ahí es donde entran conceptos también importantes como la retención de hembras.
Igualmente, la mala elección al nacimiento puede hacer que esa hembra pesada (que de pronto tenía buena conformación y tamaño, y la eligieron con un peso muy superior al peso promedio) nos dure muy poco en la granja porque quizá sufra problemas de aplomos, no tenga una productividad ideal o simplemente sea más propensa a padecer otras dificultades.
Lo recomendado es establecer el requerimiento de hembras de la granja, sobre todo hablando de granjas que tengan sus sistemas de reposición de cerdas de reemplazo y definir muy bien qué tantas están naciendo en los rangos de peso ideales, y de esa forma las hembras de bajo peso entrarían a ser parte de la línea comercial o de los gordos, pero no las tendríamos en cuenta como reemplazo.
La ruta a seguir entre todos
Al proceder con el destete hay que tener en cuenta la importancia de darle a la hembra todas las condiciones necesarias para que ella explote su potencial y crecimiento: disponer de un adecuado esquema sanitario, cuidar el tema ambiental (ventilación, temperatura de los corrales, luminosidad), separarlas y llevarlas a unos precebos que cumplan con los entornos básicos (área por hembra) y con la cantidad de comederos y bebederos acordes al número de animales por corral.
Debemos, también, hacer no solamente esa curva de crecimiento, sino alimentarla acorde con los pesos y guiándonos mucho de los pesos de referencia que entregue la casa genética.
En la etapa del nacimiento, incluso hasta los 70 días, tiene una gran relevancia todo este manejo. Pero, cuando llega la hembra a los 70 días o al finalizar el precebo, nos encontramos con un reto importante y es cómo manejar esa hembra desde el punto de vista alimenticio. Un error frecuente es llevarla con un alimento de cerdo cebado en la fase de levante y en la fase de ceba, pero hay que tener en cuenta que esto es para una futura reproductora.
Entonces, ahí es cuando se trabaja de la mano de la persona que esté al frente de la nutrición, buscando que se alinee a las etapas de crecimiento de la hembra. Si bien la hembra viene de un precebo donde posiblemente está consumiendo los mismos alimentos de un precebo comercial, ya en la fase de levante empezamos a tener unos conceptos involucrados que dependen precisamente de los requerimientos nutricionales de esa futura reproductora.
Así, la parte de nutrición es fundamental porque aparecen unos alimentos diseñados específicamente para que la hembra refuerce su contextura ósea y se tenga énfasis en el crecimiento del tracto reproductivo. Lo anterior, teniendo en cuenta que hay unas fases de acuerdo al peso y a la edad de los animales, y se van haciendo un par de transiciones de alimentos hasta que llegamos al momento de la selección.
Cuando la cerda ronda los 120 días, que es la edad más cercana a la selección y en la que coinciden las diferentes genéticas, se hace una evaluación desde el punto de vista fenotípico. Aquí es importantísimo el peso de la hembra, pues cobra mayor relevancia la ganancia diaria de peso. Por ejemplo, hay unos estándares frente a cada genética que nos dicen si la hembra sobrepasó o no alcanzó el rango de ganancia que necesitamos.
En definitiva, la ganancia diaria es muy relevante porque habla mucho del desarrollo y el desempeño de esa hembra de reemplazo.
Otros temas de gran relevancia
Uno de los puntos centrales en el tema del reemplazo es manejar un flujo constante, permanente y sin falta de ejemplares, pues estos son la base de toda la productividad de la granja y, en definitiva, son las hembras que vienen a cubrir en cada banda a aquellas que tienen que ser descartadas por alguna razón (productividad, fallecimiento o porque ya no hacer parte del plantel productivo).
Así mismo, es fundamental mantener esos flujos, así como considerar una unidad de desarrollo de reemplazos en la que se tengan unos manejos especializados e individualizados para las hembras de reemplazo con jaulas y corrales que permitan albergarlas después de la selección hasta que sean llevadas a unas jaulas especiales (aproximadamente a los 160 o 170 días de edad).
Además de dichas instalaciones, es clave tener una báscula, que es un elemento no muy costoso, pero que nos entrega una muy buena información de cómo va siendo el crecimiento de las hembras.
También es clave contar con un área de estimulación adecuada donde se induzca el celo en las hembras de reemplazo, puesto que diferentes estudios han demostrado la relevancia de un espacio así, el cual les permita tener contacto con varios machos al mismo tiempo, de manera tal que la estimulación sea muy alta y puedan presentar rápidamente su primer celo o pubertad.
El recurso humano, por su parte, es uno de los puntos primordiales por estar tan directamente vinculado a los parámetros: si este no sabe cómo va el sistema de reemplazos de la granja y su unidad de desarrollo de reemplazos en cuanto a las metas, es muy difícil tener una visión sobre cuáles son las actividades que los equipos tienen que realizar para poder mejorar los resultados.
Así, mientras los datos son vitales en primera instancia, debe mantenerse una vinculación de estos con los operarios: que los conozcan y que se reúnan cada cierto tiempo a discutir los parámetros. De esta forma, hay que tener un programa de capacitación permanente con todo el equipo que maneja las hembras de reemplazo para que entiendan por qué están haciendo algunos procesos y lo que pueden aportar.
Un trabajo diario que requiere cohesión
En el tema de los reemplazos hay varios parámetros a revisar. Uno de tantos es el porcentaje de parición. Las hembras de reemplazo deberían tener los porcentajes de parición más altos de la granja. Normalmente son pariciones ubicadas, en promedio, por encima del 94%. Otro parámetro sería el de los nacidos vivos, nacidos totales, que tendrían que ser de los mejores.
Cuando hacemos la distribución por partos en este parámetro, debería ser el más alto posible, con una tasa de retención alta al tercer parto: digamos, más o menos, que entre el 80% y el 85% de los reemplazos todavía estén en tercer parto produciendo. Otro punto es el porcentaje de hembras descartadas, que no debería exceder el 5% de todas las hembras que tenemos después de la selección y no más del 5% de las hembras tendrían por qué ser descartadas.
Ya para ir terminando, no debemos olvidar que dentro de los registros significativos están los pesajes, por lo que es muy importante llevar a cabo un seguimiento a cómo se está comportando la tasa de crecimiento de reemplazos. Aparte de los pesajes, es primordial, al momento de la selección y del servicio, realizar unos pesajes intermedios: para efectos prácticos, hacerlo aproximadamente cada mes.
Con esos datos de pesaje vamos a tener una información muy relevante para tomar decisiones basadas en el comportamiento del suministro de alimentos, el manejo del plan alimenticio y en cómo los operarios están proporcionando los suministros a las cerdas.
Otro registro clave sería el de los celos: que al momento en que las hembras estén en el corral, se tenga el seguimiento hecho con anterioridad. Básicamente es que haya un registro en el que se ingresen los datos cuando la cerda tiene su pubertad. Muy importante, entonces, ese seguimiento que se hace tras la presentación de los celos en las hembras reemplazo, de su primer celo (normalmente, el celo aparece en promedio cada 21 días). Así mismo, no podemos olvidar hacer un seguimiento al plan sanitario, que en verdad sí se ejecute.
Si deseas profundizar más sobre este tema, te invitamos a escuchar los tres episodios de nuestro pódcast, AbiertaMente, que tuvimos dedicados a las hembras de reemplazo.
¿Cuál es el panorama en el manejo de las hembras de reemplazo en nuestras granjas? Exploremos junto a César Vélez, Germán Restrepo y Andrés Álvarez, Consultores Técnicos para Porcicultura en Premex, las principales recomendaciones para implementar programas que realmente nos permitan lograr mejores resultados y optimizar este recurso tan determinante para la productividad.